Recuerdos de Irlanda

El muchacho se puso de pie con suavidad y sin soltarle le ayudo a ponerce de pie, camino hacia el carruaje y dejo a la joven contemplando el horizonte, revolvio algunas cosas y luego se le acerco poniendo una peuqeña frasada en los hombros de la dama. -esta servido- le susurro.
A un lado del carro estaba dispuesta nuevamente la mesita, con dos sillas plegables y el cafe hechando vaporcito, la invito a tomar asiento y antes de senterce espero a que la chica lo hiciese, llevo el cafe a sus labios y sonrio aprovandolo. -cafetera, un gran invento- exclamo agregando luego -es irlandes por cierto, cafe cargado, un poco de azucar, whisky y crema- volvio a su cafe, tratando de recordar como continuaba la historia.

-wisky... -se relamio los labios mientras se dejaba guiar por él a la mesita- Sus ojos deambularon durante unos segundos por el paisaje antes de volver a clavarse en él con una sonrisa burlona- ¿Intentas emborracharme de café, William-sama?

-creo que no necesito emborracharte- se sonrio picaro. Bebio un poco del cafe y luego tomo una galleta de la bandeja dispuesta sobre la mesa, comio con lentitud y continuo -Nuestro heroe, comodamente instalado en el interior del taxi se quito la estola roja, el sombrero negro y de ancha visera y la negra gabardina, su rostro cambio y terminado el proceso susurro a duras penas
- Al club
- Si jefe, fue la respuesta que recibio
El taxi se detuvo frente a uno de los mas grandes clubes de la ciudad. La Sombra vestia formalmente y fue recibido con cortesia, pronto estaba sentado frente a su tio que para variar le reprochaba por su impuntulidad, como siempre le eludio hasta que este nombro a la susodicha "Sombra", le comentaba con mucha seguridad que pronto le atraparian, que no era nadie para estar asiendo el trabajo del departamento de policia. Los ojos de nuestro protagonista se volvieron oscuros y le dijo con una profunda voz
- Ignoraras todos los informes sobre la sombra
- Si eso hare, los ignorare todos - dijo el tio casi bromeando
- La sombra no existe
- La gente esta loca, siempre inventando tonterias - El teniente acerco su mano a su frente y suspiro, a parecer un peuqeño dolor de cabeza le invadia.
- Que... que te estaba diciendo?
- Estabas por decirme quien es la dama que acaba de llegar - Exclamo apuntando la bella joven que entraba al club
El tio le dio una certera descripcion de la chica, su padre era quimico del gobierno y muchos rumores corrian sobre ella, al parecer estaba loca, El muchacho decidio investigar por el mismo, asi que le pidio a un garzon que llevara una botella de vino del 92 a la doncella, acomodo su traje y camino hacia ella.
- Espero tenga sed
- A si es de hecho me gustaria perdir...- La dama fue interrumpida, el vino habia llegado y estaba siendo servido -...Vino del 92- acbo la frase sorprendida.
- Puedo acompañarle?
La conversacion fue grata, la chica era fascinante y muy hermosa, solo algo le incomodaba, muchas de las opotunidades en que exponian alguna impresion el otro terminaba la frase, al principio fue anecdotico, pero cuando se hizo notorio para el fue una señal de peligro. La noche avanzo con rapidez y luego de tan alegre noche se encontraban frente a la entrada de un departamento gubernamental, la muchacha le miro con entusiasmo, aunque tambien con algo de pena, algo en su interior le decia que quizas no volverian a verse, William se despidio de ella con cortesia y tomo su taxi, la señorita le siguio con la mirada hasta qeu doblo una esquina y luego con lentitud entro al edificio.-

Shizuma se había dedicado a remover con parsimonia el café, embobada en el relato del pequeño heredero.

-¿Y qué pasó después? -preguntó dando un pequeño sorbo a la taza

William le sonrio y humedecio sus labios con el cafe, volvio a tomar una galleta y prosigio -El dueño del museo corria con prisa, una enorme caja habia llegado de improviso esa noche, era mas que extraño. Cuando llego a la bodega le esperaban ahi, el guardia y su socio, ninguno tenia una explicacion clara, la caja solo decia de donde venia y a quien iba dirigida, el dueño camino hacia ella y la examino, ya habian habierto un trozo de la caja de madera, en su interior habia una especie de sarcofago metalico, se puso los lentes y leyo la inscripcion
- Cielo santo, es el ataud de gengis khan, pe.. pero como?
sus dos acompañantes respondieron con gestos de asombro y duda
- Debo hacer unas llamadas, Oficial, no abra la caja
Rapidamente caminaron el dueño y el socio hacia una de las oficianas, el guardia al encontrarce solo reviso los papeles del envio y comenzo a silbar para relajarce, el metalico ruido de una visagra llamo su atencion, giro con su arma desenfundada, al parecer una de las del sarcofago se habia abierto, acerco su mano y la cerro, antes de que girace de vuelta a la mesa, otra visagra se abrio, y otra y otra, la puerta del ataud se abrio de par en par revelando a un guerrero mongol, pero no estaba muerto. El guerrero respiro profundo y desvio la vista hacia el hombre.
- Unete a mi o muere- exclamo con frialdad
- yo..yo...- apunto hacia el extraño
- Tu mente es debil... pon tu arma en tu sien y sacrificate por tu señor
El guardia le miro con los ojos perdidos y obedecio la orden sin dudar -si, mi kahn- acto seguido disparo su arma cayendo muerto.-
hizo una pausa y miro hacia el mar, su cafe estaba acabando.

Shizuma hizo un gesto de disgusto cuando escuchó como el hombre se habia volado la cabeza. Aún así no dijo nada, aun escuchando atentamente mientras daba pequeños sorbos al café

El muchacho se preparo algo mas de cafe sin quitarle los ojos de encima a la muchacha, al parecer estaba interesada en el relato y eso significaba seguir secando su garganta, sonrio y servido su cafe prosigio
-A la mañana siguiente la policia y la prensa inundaban el museo, tanto investigando como preguntando a los supuestos testigos de los hechos, aprovechando el alboroto uno de los oficiales salio del sitio, se dirigio a una cafeteria y le dijo al dueño
- El sol esta en lo alto
- pero el hielo sigue fresco - fue la respuesta que recibio
intercambiaron algunas palabras y el oficial salio de ahi, un mesaje viajaba seguro y rapido por una red de tuberias en la ciudad.
Nuestro protagonista caminaba con calma por las calles de la ciudad, hasta adentrarce en un callejon cerrado, apreto un ladrillo e inmediatamente una trampilla se abrio dejando ver un tunel, lo tomo y camino hacia el interior. Dentro y a salvo colgo su beston y se dedico a leer los mensajes, el asunto del museo le llamo la atencion, de pronto el ruido de pasos llamo su atencion, giro observando hacia la silueta con sus negro ojos, pero antes de enfrentar su mirada su instinto le dijo que mantuviera el bajo perfil, el extraño parecia asiatico y vestia ostentosamente.
- quien es Ud?- Pregunto William
- Tu admirador Yin-Ko - Camino hacia nuestro Heroe y le extendio la mano -El ultimo desendiende de los Khan, linda corbata por cierto-
- Gracias, la compre en el centro... co... como llegaste aqui?
- Me insultas Yin-ko, fue muy sensillo seguirte, te molesta si me siento
- en lo absoluto, pero quien es Yin-ko
- Ja no me engañas, tu eres Yin-ko no esa falsa mascara que usas en sociedad, por cierto tienes escoces, me eh enamorado de el
- Nose de quien hablas - Camino hacia una mesita y sirvio dos vasos, entregandole uno a su visitante, este lo bebio con gusto
- Vine a ofreserte unirte a mi proyecto, pretendo comprar una porcion del pais
- Comprar? por casualidad no habras visitado el museo anoche
- comprar, conquistar, como desee llamarle y si, tiene una linda coleccion de tapices tailandeses... se de tu sed de sangre y poder
- eso quedo en el pasado
- entonces no hay trato? - termino su licor y camino hacia la salida del lugar - realmente lo lamento, sabes que tendre que matarte no?-
El visitante desaparecio al doblar en un corredor, William se quedo un momento pensativo, los recuerdos sangrientos de su pasado le invadian, respiro profundo y le dijo al aire -lose--

S hizuma se removió, impaciente. Se inclino hacia delante despues de apurar la taza

-¿Y que pasó? -dijo al ver que el había hecho una pausa demasiado larga.

el chico sonrio, disfrutaba las inquietantes pausas
-El kahn se encontraba en una elegante habitacion mirando directo hacia un mural, sus ojos rojos se clavaban en el entramado diseño
-Doc...tor...Doc...tor- comenzo a susurrar
El profundo sonido viajaba lentamente por las calles de la ciudad.
Mientras tanto, Shizuma se despedia de su padre advirtiendole que debe comer un poco mas, el cientifico le sonrio, la dejo en la puerta y camino hacia el balcon, frente a el un gran letrero con un personaje fumando movia los ojos, era una extraña distraccion, tomo un cigarrillo y lo llevo a su boca, antes de que pudiese llegar a sus labios un profunda voz llamo su atencion, observo vaciamente el cartel, el rostro del modelo habia cambiado y le daba intrucciones precisas. -si, mi Kahn- fue las respuesta del doctor, boto el cigarro y volvio a su trabajo.
La dama bajaba las escaleras, pero recordo que habia olvidado algo en la oficina de su progenitor, asi que apresuro el paso. Cuando llego a la oficina la puerta estaba cerrada, por mas que golpeo no recibio ninguna respuesta, de pronto dos manos se posaron en sus hombros
-señorita no deberia estar aqui - le dijo un guardia
la muchacha giro, le miro, se llevo las manos a la boca y camino torpemente hacia el ascensor, el guardia aunque se veia completamente bien le causo un extraño temor, era casi como si viera un cascaron, la puerta del elevador se abrio y entro. En el interior un hombre muy bien vestido, lustrado y engominado le sonrio
- Querida tanto tiempo- dijo el hombre
- No el suficiente - exclamo mirandole despectivo - Porque mi padre esta encerrado y...y ese guardia
- Deberias saber que tu padre trabaja mucho y si no quiere ser molestado no deberias molestarlo, por cierto - volvio a sonreile - no me has contestado las llamadas ultimamente
- Nunca te eh contestado el telefono
- Podrias empezar a hacerlo
- Edwart, no me simpatizas! - la puerta se abrio y molesta salio del lugar.-

William volvio a su cafe y una sonrisa maliciosa se dibujo en su rostro

Shizuma se inclino un poco mas hacia delante, haciendo un gesto de martirio cuando ñel volvio a hacer una larga pausa

la brisa les golpeo fria y con fuerza, william le dedico una sonrisa al mar y volvio la vista hacia la chica -ya acabe mi cafe, continuamos la travesia- pregunto mientras guardaba la cafetera en el carro y comenzaba a disponer todo para seguir.

Shizuma apuró su café poniendos een pie

-¿Y-y que pasa conla historia?

habiendo terminado la chica, termino de retirar todo y la ayudo a subir al carro, a los pocos minutos estaban nuevamente en camino.
-La historia puede esperar un poco, ademas los monologos me aburren un poco, y mas si soy yo el que habla y habla- dijo entre risas el muchacho, la miro sonriente y agrego -ahora te toca contarme algo mientras descanza mi garganta-

El carruaje se movia lenta y parsimoniosamente por el borde del limite maritimo, a los lejos una vieja estructura se alzaba en un risco frente al mar.

Shizuma suspiró dejandose caer en su asiento, haciendo gesto de disgusto.

-¿Y qué quieres que te cuente?

-no soy muy exigente- dijo con un hilo de voz mientras dirigia a los caballos. Sin soltar la amarra, estirandoce y girando un poco saco una frasada de entre las cosas que habia en el interior, se la paso a la muchacha y sonriendole exclamo con calma, acomodanosla, no quiero que pesquemos un resfriado.

Shizuma susp iró y miró al cielo, distraída.

-me pregunto si me echan de menos en el Okiya -comentó, como quien no quiere la cosa.

El chico enmudecio y de apoco fue deteniendo los caballos, cuando estos se detuvieron le miro con seriedad -no creo que sea muy importante si te extrañan o no, despues de todo salisto por trabajo no?- bajo la vista y suspiro como avergonzado - si deseas que te lleve de vuelta lo hare- agrego con resignacion, quizas solo habia sido un comentario evacivo, aun asi, fue un golpe bajo para el muchacho.

Shizuma se rió y le abrazó por la espalda apoyando su cabeza en su hombro.

-Vamos, tonto. No lo decía por eso -se acercó a su oido par asusurarle- lo decía porque yo no echo en falta el Okiya para nada

William levanto su brazo y la rodeo, le sonrio y acomodandola junto a el azuso a los caballos para que continuacen a paso calmo, el proximo lugar que visitarian seria un viejo templo en la colina, no a mucho andar de donde estaban. EL joven suspiro e insistio una vez mas -y bien, que me contaras?-

Ladeo la cabeza pensando

-¿Qué´te parece una anecdota? -sonrió cerrando los ojos-Cuando tenia trece años... le "cogí prestada" una peineta de oro a la antigua jefa de mi Okiya.

el muchacho le miro y enarco una ceja con seriedad, luego dibujo una sonrisa en su rostro. Redujo un poco la velocidad del andar de los caballos y presto total atencion a la historia de la dama. -y luego?...- dijo interrogativo y con notorio interes.

-me pillaron -hizo un mohín- Una delas chiacs me delató... pero por suerte yo estab a con uno de los miembros más importantes del Okiya, asíque la Jefa no pudo chillarme.

miró al cielo, divertida.

-Como quien no quiere la cosa se acercó y cuando él comentó sobre las joyas que llevaba solo contestó: "sí, me gsutan que mis muchachas luzcan las piezas mas finas que pueda". Cuando se fue creia que me iba a caer el castigo del siglo...

el muchacho dibujo una sonrisa y sin distraerce del relato miro un momento hacia adelante, giro el rostro y la vio mirando el cielo, apreto sus labios y para que la muchacha continuara dijo -pero...?- luego volvio a callar como si su intromision ubiese estado fuera de lugar.

-Pero... -se quedo pensativa unos segundos- apesar de que me cayo la bronca del siglo, y la señora amenazaba incluso con echarme del Okiya... parece ser que gracias a "mi deslumbrante actuación", aquel gran empresario empezó a frecuentar la casa. Y con eso se dejaba grandes sumas de dinero

William no disimulo su risa mientras le miraba fijamente, respiro y luego dijo -No es una mala anectoda, espero que no haya terminado asi-. Segundos mas tarde detuvo los caballos frente a un antiguo y medio destruido templo.