¿Qué se puede hacer en el parque?

Estaba sentada en uno de los bancos del parque, observando los altos arboles. Mucha gente ib a y venía en los caminos, pero nadie se detenía. Shizuma agitó su abanito, mirando al cielo.

Daphne paseaba por entre los árboles, perdida en sus pensamientos en una de sus frecuentes salidas del okiya; en sus tiempos libre solía pasear y, ¿qué mejor lugar que un parque? Levantó la mirada para mirar como un pequeño pájaro revoloteaba entre los arboles y, al ir despistada, tropezó. "Ya dije yo que ste kimono no me iba bien." Por suerte y por su habilidad no llegó a caer pero apoyó mal el pie y automaticamente su rostro se convirtió enuna mueca. Buscó con la mirada un banco cercano donde sentarse pero no había ninguno vacio y le daba verguenza sentarse en ninguno ocupado.

Shizuma se quedó mirando de repente a una chica que estaba cerca, parecía buscar algo.

-¿te has perdido?

Daphne bajó la mirada un poco avergonzada al buscar con los ojos quien le había hablado tan de repente y encontrarse con una de las geishas del okiya de Sayuri

-Oh esto... no, no. -con la escusa de hablar se acercó poco a poco al banco donde estaba ella intentando no apoyar demasiado el pie; con un poco de descanso se le pasaría. -Tan solo estoy un poco cansada. ¿me permite? -preguntó antes de sentarse.

-¿Se ha hecho daño? -preguntó al fijarse que cojeaba un poco- Quizás deberíamos llamar aun médico

Se sentó con delicadeza intentando que el kimono no se arrugara.

-No, estoy bien, tan solo ha sido un mal gesto, unso minutos de reposo y como nueva. -dijo sonriendo con un poco más de confianza.

-a veces algo tan relajante como un paseo por el parque puede traer muchos problemas, verdad? -dijo sonriendo.

Rió cantarinamente

-Sí, sobretodo para alguien como yo -se miró los pies y los bajos del kimono. -Y más aun si ese alguien como yo lleva un kimono demasiado largo.-comentó suspirando para si misma.

-Quizás es porque no estás suficiente crecida para llevar ese tipo de kimono -comentó divertida

Daphne no sabía si tomarse ese comentario como algo bueno o como algo malo. Muchas geishas e incluso alguna maiko solian mirarla por encima del ombro por ser extranjera, pero como ya estaba acostumbrada, decidió no tomarselo mal.

-Sí, quizás sea eso. -suspiró de nuevo. -¿Y que hace alguien como usted por aquí a estas horas?

-Intentaba despejarme... pensar -dijo simplemente-. Algo que no se puede hacer con el vaivén de los clientes, como comprenderás.

Asintió con la cabeza

-Entiendo. Debe de ser duro aveces ser una geisha, verdad?

-A veces... -dijo con cierto tono melancolico- Quizás lo mas duro es saber que cosas que deseas con todas tus fuerzas no están a tu alcances por más que hagas.

-¿Cosas cómo qué? -preguntó sin pensar. Acto seguido se llevo una mano a los labios. -Oh, disculpe, no pretendía meterme en sus asuntos... -relamente Daphne odiaba esa falsa cortesía pero sabía muy bien que era lo que le tocaba.

Negó con la cabeza.

-No hace falta que finjas que no te interesa -dijo sonriendo-. Cosas como.. amores imposibles o... sueños frustrados.

Suspiró por tercera vez en lo poco que llevaban de conversación, en los últimos días lo hacía mucho.

-Tiene toda la razón... yo espero no enamorarme nunca. -la miró de reojo. -¿Se ha enamorado alguna vez?

Se quedó callada mirando al suelo durante unos segundos, y respiró hondo.

-creo que... -cerró lo sojos-. Antes podría decir con seguridad que no. Ahora mismo no sé que contestar.

Miró de nuevo al suelo sin saber que decir que no resultara ni grosero ni demasiado frío.

-¿Y no se peude solucionar? ¿No es... correspondido?-preguntó algo temerosa

-No lo sé... realmente no sé si quiero saberlo -le miró sonriendo.

-¿Y eso porqué? -preguntó ya sin miedo a hablar, parecía simpática y Daphne no creía que luego esa geisha fuera a su okiya para decir nada de ella.

Chasqueó la lengua.

-Porque si fuer acorrespondido no tendría razones para contenerme, y no creo que sea lo mejor
djejarse llevar.

A Daphne eso era de lo poco que no le gustaba de su vida, pero lo entendía, así que prefirió no insistir más por si le dolía a la chica e intentó cambiar de tema.

-Bueno y... además de pensar, ¿que le gusta hacer? -preguntó sonriendo.

-No sé, creo que ya hemos hablado bastante de mí -dijo con una agradable sonrisa- ¿Que es loq ue te gusta a tí....? Eh, creo que no me has dicho tu nombre.

-Cree bien. -sonrió Daphne levantando la mirada del suelo. -Mi nombre es Daphne, Daphne Karisteas. Y usted se llama...?

-Daphne-san, eh? -repitió-. Es un nombre extranjero, ¿cierto?

Sonrió, divertida.

-Shizuma Himemiya