Una invitación novedosa

La toma de la mano, impulsivamente, ahi no habria nadie quien los señalasen, solo los empleados que no dirian nada, debian ser discretos, claro. La lleva hasta un gran salon, con algunas pinturas, algunos muebles, y sin duda, la mejor arquitectonica de la casa. En medio de este, bajo una luz tenue, se encontraba el gran piano. Con una pequeña corrida se acerca a este, y se sienta, tocando algunas teclas.

-este es el famoso piano que te mencione...de los primeros en su generacion.

-ven, acercate a tocarlo... no seas timida....-con la mano le indica que se siente junto a el, estaba feliz por la espontanea admiracion de la chica, lo cual le roba una sonrisa, Yukihime va y se sienta, el le acaricia levemente su pelo y se concentra en las teclas.

-quieres que te toque algo, no soy muy bueno, te lo advierto.

-Bueno, tocare un poco de Litz...no manejo el nombre de la pieza, pero me encanta la composicion rusa, el arte novisimo del siglo XIX, y claro, lo viejo del XVIII, en fin, esta cancion creo que se llamaba, "funeral" de algo...no recuerdo...

Su mano izquierda pasa hacia las teclas mas graves del piano, y con tres dedos agita varias teclas repetidamente dando un toque de marcha funebre, con la otra mano, en las teclas del medio, hace varios arpegios, a mucha velocidad, uno que otro tropezon, pero trataba de no hacerlo evidente, solo hace el primer movimiento, de unos 5 minutos, por que era muy largo. La marcha prosigue de manera muy triste, como el canto de un amante a su amada difunta.

-que tal?-sonrie-

-Ese es el sentido, la tristeza. La buena musica es capaz de trasmitir el sentimiento hasta el mas profundo nivel cognoscitivo, ese es su principal razon esencial dentro del animus espiritual. Es capaz de llevar a flote todo el ardor de una pasion o el dolor melancolico y punzante de una perdida, hasta los valores mas rutianarios como la cotineanidad. Tocare algo mas alegre.

En seguida, sus dedos se aceleran mas de lo normal, mucho mas rapido cada vez, el son indicaba un alegretto, que lleno de carga nostalgica, pero alegre de superficie, lleno de vivacidad, indicaba que era una obra clasica de Beethoven, el movimiento numero 7, de la sinfonia IV, la mayor creacion del autor. Se movia al compaz de la musica, y un tropezon en una tecla lo interrumpe justo en las notas finales.

-(sonrie) maldicion... esa melodia me cuesta, es demasiado rapida, demasiado intensa para que un amateur como yo la toque al dedillo.